¿QUÉ ES EL ESTRÉS?

La palabra estrés viene del inglés “stress” que quiere decir “tensión” y se refiere a aplicar una fuerza sobre un área determinada. En la experiencia humana corresponde a la respuesta fisiológica, psicológica y conductual, ante un estímulo que exige algún grado de adaptación. Dicha adaptación puede ser dentro de parámetros sanos o ideales (eustrés) o puede también implicar algún tipo de daño para el individuo (distrés), afectando el equilibrio entre la demanda y su capacidad de adaptación.

En otras palabras, en pequeños episodios el estrés puede ser positivo, como cuando ayuda a evitar el peligro o cumplir con una fecha límite; la carencia total de estrés produciría la muerte. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede ser nocivo en todas nuestras capas energéticas, pues desencadena cambios bioquímicos, fisiológicos, mentales, emocionales y conductuales.

El estrés supone un estado especial del organismo caracterizado por el sobreesfuerzo, que por lo general se percibe como tensión física o emocional.

El concepto de estrés varía de acuerdo con las diferentes perspectivas científicas. Los enfoques fisiológicos o bioquímicos consideran el estrés en términos de respuestas. Los enfoques psicológicos y psicosociales lo conciben como un fenómeno externo focalizado en el estímulo. El enfoque cognitivo hace referencia a factores psicológicos o subjetivos que median entre los agentes estresantes y las respuestas fisiológicas.

Bajo una perspectiva integradora, el estrés implica esta triple interacción. Es a partir de estas 3 orientaciones que se desarrollan las teorías sobre el estrés y su abordaje psicopatológico.

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