KARMA
Libro II: Sadhānapāda – La Práctica
Párrafo II: Karma
10. te pratiprasavaheyāḥ sūkṣmāḥ.
El origen sutil de estos obstáculos es el ego, en él se resuelven y disuelven.
Los obstáculos, en su origen sutil, se pueden desempoderar.
La causa de los equilibrios son las creencias y tendencias que viven de los patrones y hábitos.
Cuando descubres el malentendido producto de las etiquetas que elaboramos al emitir nuestra opinión acerca de una experiencia de manera incompleta y de forma que nos genera consecuencias que no planeamos, viene una llamada por hacernos responsables.
Cuando logras disolver las creencias en su origen, a través de la práctica, es cuando te haces responsable
11. dhyānaheyāstadvṛttayaḥ.
La meditación desempodera las creencias.
12. kleśamūlaḥ karmāśayodṛṣṭādṛṣṭajanmavedanīyaḥ.
La raíz de estos obstáculos proyecta nuestra experiencia en acciones y reacciones proyectando el momento presente o posponiendo a futuro (rencarnaciones).
Las creencias arraigadas de nacimiento producen impresiones que pueden ser evidentes o no evidentes.
Nuestras semillas o creencias, en algunas ocasiones, se manifiestan completamente evidentes o visibles. A veces pueden ser intermitentes, por ejemplo, lograr un reto el día de hoy y mañana no. Otras veces están durmientes y no las hemos visto porque fue algo que asociamos en la infancia y no se ha dado la situación para que se presenten. O también, pueden venir de otras vidas.
13. satimūle tadvipāko jātyāyurbhogāḥ.
Habiendo raíz, hay fruto (Jatyayur Bhogah), en diferentes clases, duraciones y experiencias.
La ley del karma es la ley de causa y efecto. Las causas se van depositando en una reserva de nuestras acciones, karmāśaya, que después van dando los frutos dependiendo de lo que hayamos sembrado.
Kar viene de la sílaba que significa acción. El karma es el resultado de nuestros hábitos y patrones de comportamiento producto de nuestras creencias. También puede referirse al servicio desinteresado.
A veces podemos entender que nuestras acciones son producto de nuestras persistencias y logramos detectar las creencias que las causan cuando tenemos determinado síntoma, pero otras veces, estas acciones surgen ante nosotros como sorpresa al igual que sus resultados.
Es importante tomar responsabilidad de nuestras creencias, pero muchas veces no sabemos cómo hacerlo porque ignoramos de dónde viene el resultado y queremos culpar a la situación o a cosas externas a nosotros.
El conocer nuestras creencias es delatarnos a nosotros mismos, y es el primer paso para hacernos responsables. Es común no poder ver nuestras creencias porque las tenemos integradas en la identidad. Es aquí donde nos comprometemos con nuestra práctica.
14. te hlādaparitāpaphalāḥ puṇyāpuṇyahetutvāt.
Los karmas dan frutos placenteros o dolorosos causados por merito y demerito.
La palabra karma es neutra, no necesariamente tiene una connotación peyorativa, también puede tener resultados positivos.
Podemos experimentar el karma de diferentes formas que pueden ser por mérito o demerito, es decir, puede generar cosas deseables en tu vida y otras que tal vez no lo son. El fruto va a depender totalmente de la semilla que siembres.
15. pariṇāmatāpasaṃskāraduḥkhairguṇavṛttivirodhācca duḥkhamevasarvaṃ vivekinaḥ.
Para aquel con discernimiento (en busca de la iluminación pura) todo (por tener consecuencias) es doloroso. Por lo tanto, genera consecuencias la ansiosa aprehensión por el territorio ganado, el apetito de la mente por las impresiones de la experiencia y la dinámica contradictoria de los tres gunas que experimenta la mente.
El sabio, es libre del sufrimiento que ofrecen las creencias y la aparente contradicción entre las cualidades.
Esta serie de creencias a veces nos pueden invitar a los roles de víctima, verdugo y al drama. Las creencias y todos los resultados que producen son opcionales
Aquel que es sabio se mantiene indiferente ante todos los estímulos que producen las creencias. Puede entender que todo es causa y efecto, que es un proceso cambiante, asume las responsabilidades oportunas y no se identifica.
Las diferentes contradicciones que presenta la realidad sirven de contraste, están ahí para que se revele la forma. Cuando hay contrastes puedes ver las sombras y perfiles. Sin los contrastes, la luz y la conciencia se ven a sí mismas y no se pueden percibir con nitidez.
Para el sabio, los contrastes, que están ahí para presentar la conciencia, son una herramienta y no una razón para experimentar infelicidad.
16. heyaṃ duḥkhamanāgatam.
El dolor en potencia puede ser no manifestado.
El sufrimiento que está por venir se puede evitar. Las semillas que ya plantamos inevitablemente nos van a dar resultados, agradables o desagradables, pero si queremos evitar algo en el futuro, los hacemos posible midiendo nuestras acciones, es decir, decidiendo qué creencias vamos a poner en nuestra reserva o en el terreno que ya está listo para dar resultados en el momento que sembremos ahí.
Es por esto que no podemos decir que el destino está escrito. Nosotros vamos escribiéndolo día a día dependiendo de nuestras acciones, y si queremos llegar a un destino sin sufrimiento, es mejor no sembrar las cosas que van a causarlo.
Evitar el sufrimiento implica una administración de la energía. Si podemos dirigir la energía potencial de manera constructiva, entonces la sabiduría está haciendo la destreza en acción, que es fruto de la conciencia evitando las fugas de energía.